El Síndrome Grinch (1) se refiere a las personas que tienen una alta aversión a la Navidad, incluso puede llegar a odiar la navidad y todo lo que esto conlleva, como los adornos, la música, las celebraciones, las felicitaciones, los regalos, etc.
O sea, el Síndrome del Grinch es un Síndrome navideño que provoca a quien lo padece que un simple «Felices Fiestas» puede provocarle malestar emocional como mal humor, hastío, repulsa…
Ok, no les gusta la Navidad pero. Si es así ¿alguna vez te has preguntado si padeces del Síndrome del Grinch?
Hasta parece chiste, pero es real. Existen personas que apenas ven una luz navideña prendida y se ponen mal, el humor les cambia y todo es pesimismo. ¿Hay que juzgarlos? No. Hay que entenderlos.
1…El adjetivo calificativo como «El Grinch» se utiliza para aquella persona que no arraiga ni los significados ni los valores al igual los demás…Grinch es un duende, un personaje de ficción creado por el Dr. Seuss. Su primera aparición fue en el libro infantil de 1957, ¡Cómo El Grinch robó la Navidad!…
¿Qué produce?
- Fenómenos somáticos y emocionales: No solo puede presentar desánimo, sino también dolores, gastritis y algunas infecciones o alteraciones del sueño.
¿Qué ocasiona el Síndrome del Grinch?
Las razones más comunes, pueden ser:
- La nostalgia por las personas que no están: por lo regular la nostalgia y los duelos no resueltos tienden a «amargar» épocas del año que se caracterizan por la obligación de estar alegres. Y esta morriña puede hacernos experimentar algo parecido al rencor, o una tristeza-desánimo profundo, a todo ello se le puede sumar rabia contenida contra cualquiera de los tópicos navideños…
- Los recuerdos no gratos o malas situaciones sucedidas durante estos días-fechas significativas- se vuelven casi inolvidables. Por ejemplo, una separación, la pérdida del trabajo o problemas en la salud.
- El tema económico ¡puede ser algo preocupante! Pues una sobrecarga económica aumenta muchísimo el nivel de estrés y frustraciones.
- Los estereotipos o expectativas durante la época son una gran carga; pues todo el ambiente es de celebrar en familia, compartir y regalar, lo que genera la sensación de que para la gente solitaria no hay cabida.
- La obligación de estar con familiares que no soporto, tener que dejar mi cotidianeidad para desplazarme a celebrar las fiestas con mi familia o la familia de mi pareja.
- Ver a los demás felices, aparentemente, y tú comiéndote tu desánimo.
- Los atascos, el frío, comprar regalos, preparar comidas, limpiar, sacar vajillas… y por encima, cuando no te dan ni las gracias por tu esfuerzo.
- O, simplemente no ves sentido a tanta parafernalia.
- Eres una persona profundamente religiosa y no aceptas la superficialidad del consumo asociado a los días que se celebre el nacimiento de Jesucristo.
- Estar enfermo.
Todas estas situaciones, de manera inconsciente o consciente, pueden provocar tremendos bajones de ánimo.
¿Tengo aversión a la navidad?
Lo tienes si presentas horror, malestar, incomodidad, agobio, sensación de sinsentido, a:
- Tanto regalo, viajes, atascos, alegría impuesta.
- Las aglomeraciones, desplazamientos.
- Luces y villancicos.
- Estar con familiares y allegados a los que no soportas, o ni te importan.
- Comidas, maquillajes, peluquerías y tacón alto. Postureo. Comidas copiosas y demasiado alcohol.
- Y un largo etcétera.
¿Cómo paso estos días? Va a depender de tus circunstancias, pero, en general:
ACEPTAR, EN TU FUERO INTERNO, TU SITUACIÓN ANÍMICA, RECONOCER TU SITUACIÓN SOCIO-ECONÓMICA Y FAMILIAR… NO TE AUTOENGAÑES, SIEMPRE SE PUEDEN HACER CAMBIOS A TU FAVOR
- Sabes que es temporal, no merece la pena que eches más desánimo a tu mochila vital.
- Romper la rutina, aunque sea a costa de cargar con actos para ti tan desagradables, hará que te reincorpores a tu vida diaria con más ganas.
- En realidad, no sabes que puede pasar, puede haber alguna buena sorpresa para ti, y no me refiero a los regalos, a río revuelto… puedes pescar una emoción que no conocías o no sospechabas.
- El cerebro agradece los cambios rutinarios con aprendizajes.
- Si estás solo/a, solito/a, solo/a… Qué pasa si te preparas algo confortable para esas noches de fiesta…Una peli, comida especial, te permites un extra, te regalas a ti mismo/a.
- Un viaje, ir a esquiar, ir a un país no cristiano, apuntarte a un acto voluntario…
- Si estás en una empresa que “no cierra” aceptar los turnos de festivos.
- Si vives una situación de pareja “angustiante” y te toca más presión de lo habitual en estos días… Empieza a hablar con los recursos que están a tu disposición. Piensa en salidas que quizás ya te hayas planteado. No te esfuerces en ser perfecta/o, procura no demostrar deseos de agradar. Si él se pasa con el alcohol, ve a casa de un familiar, mañana él a penas se acordará de nada –además estará avergonzado- y ni tú ni los niños pasareis el momento de desinhibición. Si no puedes ir a ningún sitio, cierra tu puerta con llave, terminará durmiendo en el sofá…
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