BAILÓ PARA SÍ, BAILÓ PARA ELLA
Bailó para ella, bailó para todos, y bailó consciente porque él estaba allí, pero para él no bailó.

Bailó mientras pendía colgada en la cuerda de estopa donde se secan los recuerdos… la ilusión acartonada, resquebrajada tras el tiempo sin respuesta.

Epigramas iguales en momentos distintos.

Un carrusel giró en una noche de feria y una noria que gira en aquel día de verbena, tres personajes que se imitaron y la misma consecuencia. Recuerdos estancados de bombillas coloreadas y tristes que se reflejan en un mar de verano pero sin estela de luna.

Todo se repite, recuerdos redondos de distancia y nada solapa el inicio al dolor del despertar a la consciencia del círculo vital que permite el clonarse, imitarse ya que la rueda siempre pasa por el mismo punto, el giro se repite, es determinante.

Bailó para sí, bailó para ella, como antaño lo hiciera en la noche de feria.

Nada solapa el inicio de la historia, pero ella jugó con la rueda, bailando para
sí, bailando para ella, pretendiendo ser tangente en la persistencia de la estúpida secuencia de la vida que repite la puta imagen….

Pero no hay belleza más triste que la melancolía de la soledad,
y ésta si deja una estela subterránea a cuya reacción ella fue tangencial,
por ello, dos miradas interrogantes se evitaron en la noche de la verbena,
como en la noche de feria, y ella buscó dentro, y el buscó fuera.

Por: Minia Miramontes